martes, 23 de marzo de 2010
La apatía no es desintoxicable.
Y la vida es como la gràfica de una ecuaciòn trigonomètrica, cuyo nombre es tambièn parte inseparable de mi femenina anatomìa.
viernes, 19 de marzo de 2010
sábado, 13 de marzo de 2010
No Leas Esto;
Hoy no he podido evitar recordar esas cosas que suelo ver en la gente cuando no se hace la difícil, cuando sonríe con elocuencia y brilla un poco; Se aprende bastante cuando se quiere, aun siendo extraños recientes. Pero no quería pensar en ellos, ni en las cosas que me atraían de ellos, ni en el (breve) cariño que sentí (por algunos, porque a otros los quise más, y a unos todavía los pienso y me alegran un poco la vida; Pero no son los mismos en ningún caso. En fin, salgo del paréntesis).
Hoy la verdad he venido sintiendo que necesito sacarme quién sabe qué de dónde; No sé si es que ahora me fui pa'l otro lado, y estando todo tan estático y jodidamente armónico me pongo a hacer retrospectiva y lo que sea opuesto a la autoreflexión. Y por eso acabo recordando a esta gente. Lo bueno es que recuerdo las cosas que me gustaban hasta la fascinación, y me hacen sonreír porque en ningún caso me parece indeseable evocar lo que de esta gente recuerdo mejor. Aun si me pican un poco todavía el corazón cuando las superpongo a la imagen desarmada que me queda en la cabeza.
Recuerdo a mi hermana más que a nadie, por raro que pueda parecerle a quien nos conozca. Recuerdo que le gusta la Genovesa, el color fucsia, y que un día me dijo:
"Marica, es que pintarse las uñas no es un beneficio de ser mujer; Además, me da mucha pereza"; Recuerdo cuando nos cogíamos a puños siendo chiquitas, que nunca jamás, nunca nunca jamás hubiera renunciado a voluntad a una almohada verde que tenía desde los 6 años, que era cachetona, que siempre ha sido bonita, de carácter fuerte y de ánimo extrovertido. No recuerdo haberla visto sonreír más allá de los labios, ni que me haya saludado alguna vez de abrazo y beso. Si la he visto llorar 5 veces es mucho. "Deje de ser tan viva" le dijo mi papá porque me la montaba todo el tiempo. A mi me dijo "Y ud. deje de ser tan boba." Me gusta que haga tantas caras, que siempre rompa los momentos tensos con un comentario que solo a ella le sienta, que haga reír a mi mamá, que no se lo tome todo tan en serio, que no me trate como todos, diciéndome por las malas lo que no admito por mi misma y que sea de esas persona a las que extrañaría si no la conociera.
Luego recuerdo a mi papá, porque aunque siempre me ha infundido un miedo que traducí a respeto hasta hace poco, mi vida estaría incompleta sin él. Porque es el hombre más dulce y el padre más dedicado. Recuerdo cuando me hacía saltar en sus rodillas mientras las palabras me saltaban de la boca a carcajadas, que siempre ha usado reloj y ha tenido entradas y la piel morena; que cuando pequeña, me colgaba de sus brazos y me cargaba sin problema, y me daba siempre tres besos al llegar y al irse, uno en cada mejilla y un pico en la boca. Recuerdo sus abrazos de oso que me traqueaban la columna y que se quedaba conmigo 10 minutos de noche para que me durmiera, que fue él quien siempre se despertó para arreglarnos el desayuno y alistarnos para el colegio, que iba a las obras de teatro, que me enseñó a leer el reloj y las tablas de multiplicar. Recuerdo su rabia y su alegría, su frustración y su orgullo, recuerdo cada faceta que me impresionó más, y que por encima de todo, nunca dejó de demostrarme cuanto me ama.
Y mi mamá, pues, no es un caso aparte pero es mas complejo. A mi mamá la recuerdo poco, porque la recuerdo felíz, colorida, con el esmalte más rojo y la sonrisa más amplia. Recuerdo acostarme junto a ella y que me cogía la mano y hacía circulos con su pulgar en el mío, mientras le acariciaba la cabeza. Era hermosa y estaba llena de vida. Pero las cosas cambiaron para mi mamá más que para cualquiera, y se empezó a secar, a desteñir casi surrealmente; Y yo sé, yo entiendo que sea seria y algo despegada de las cosas, pero nunca pude quererla bien, porque no había sentido que me quisiera mucho tampoco. Creo que mi mamá es quien más me duele, porque siempre he querido quererla, aun cuando no, cuando me hiere donde mejor sabe y me deja de lado es cuando la quiero, cuando más quiero que me quiera. Ahora, hasta ahora, es que vengo a sospechar que si le hago falta, pero para eso tuve que irme a otro país, y volver, pero a otra ciudad. Recuerdo su cara cuando le abrí la puerta el día que vino a verme, y pensar "mamá, donde has estado" y que me abrazo y me quiso mucho. No recuerdo haberla extrañado tanto como aqui, que sé que me extraña igual, pero lloro cuando la pienso y en todo lo que hemos perdido.
Hoy la verdad he venido sintiendo que necesito sacarme quién sabe qué de dónde; No sé si es que ahora me fui pa'l otro lado, y estando todo tan estático y jodidamente armónico me pongo a hacer retrospectiva y lo que sea opuesto a la autoreflexión. Y por eso acabo recordando a esta gente. Lo bueno es que recuerdo las cosas que me gustaban hasta la fascinación, y me hacen sonreír porque en ningún caso me parece indeseable evocar lo que de esta gente recuerdo mejor. Aun si me pican un poco todavía el corazón cuando las superpongo a la imagen desarmada que me queda en la cabeza.
Recuerdo a mi hermana más que a nadie, por raro que pueda parecerle a quien nos conozca. Recuerdo que le gusta la Genovesa, el color fucsia, y que un día me dijo:
"Marica, es que pintarse las uñas no es un beneficio de ser mujer; Además, me da mucha pereza"; Recuerdo cuando nos cogíamos a puños siendo chiquitas, que nunca jamás, nunca nunca jamás hubiera renunciado a voluntad a una almohada verde que tenía desde los 6 años, que era cachetona, que siempre ha sido bonita, de carácter fuerte y de ánimo extrovertido. No recuerdo haberla visto sonreír más allá de los labios, ni que me haya saludado alguna vez de abrazo y beso. Si la he visto llorar 5 veces es mucho. "Deje de ser tan viva" le dijo mi papá porque me la montaba todo el tiempo. A mi me dijo "Y ud. deje de ser tan boba." Me gusta que haga tantas caras, que siempre rompa los momentos tensos con un comentario que solo a ella le sienta, que haga reír a mi mamá, que no se lo tome todo tan en serio, que no me trate como todos, diciéndome por las malas lo que no admito por mi misma y que sea de esas persona a las que extrañaría si no la conociera.
Luego recuerdo a mi papá, porque aunque siempre me ha infundido un miedo que traducí a respeto hasta hace poco, mi vida estaría incompleta sin él. Porque es el hombre más dulce y el padre más dedicado. Recuerdo cuando me hacía saltar en sus rodillas mientras las palabras me saltaban de la boca a carcajadas, que siempre ha usado reloj y ha tenido entradas y la piel morena; que cuando pequeña, me colgaba de sus brazos y me cargaba sin problema, y me daba siempre tres besos al llegar y al irse, uno en cada mejilla y un pico en la boca. Recuerdo sus abrazos de oso que me traqueaban la columna y que se quedaba conmigo 10 minutos de noche para que me durmiera, que fue él quien siempre se despertó para arreglarnos el desayuno y alistarnos para el colegio, que iba a las obras de teatro, que me enseñó a leer el reloj y las tablas de multiplicar. Recuerdo su rabia y su alegría, su frustración y su orgullo, recuerdo cada faceta que me impresionó más, y que por encima de todo, nunca dejó de demostrarme cuanto me ama.
Y mi mamá, pues, no es un caso aparte pero es mas complejo. A mi mamá la recuerdo poco, porque la recuerdo felíz, colorida, con el esmalte más rojo y la sonrisa más amplia. Recuerdo acostarme junto a ella y que me cogía la mano y hacía circulos con su pulgar en el mío, mientras le acariciaba la cabeza. Era hermosa y estaba llena de vida. Pero las cosas cambiaron para mi mamá más que para cualquiera, y se empezó a secar, a desteñir casi surrealmente; Y yo sé, yo entiendo que sea seria y algo despegada de las cosas, pero nunca pude quererla bien, porque no había sentido que me quisiera mucho tampoco. Creo que mi mamá es quien más me duele, porque siempre he querido quererla, aun cuando no, cuando me hiere donde mejor sabe y me deja de lado es cuando la quiero, cuando más quiero que me quiera. Ahora, hasta ahora, es que vengo a sospechar que si le hago falta, pero para eso tuve que irme a otro país, y volver, pero a otra ciudad. Recuerdo su cara cuando le abrí la puerta el día que vino a verme, y pensar "mamá, donde has estado" y que me abrazo y me quiso mucho. No recuerdo haberla extrañado tanto como aqui, que sé que me extraña igual, pero lloro cuando la pienso y en todo lo que hemos perdido.
´
* * *
Eventualmente llegaría a ella, que tanto me jodió la cabeza. A su olor, a su andar, a su risa, su voz, sus palabras, sus colores, sus contradicciones, sus comentarios, sus paginas, sus rayes, su dicha, su dolor, sus lágrimas, su nombre, su letra, sus flechas, sus uñas, sus pestañas, su verdadera nariz, sus lineas, sus libros, sus frecuentes reseteadas acompañadas siempre por un deseo de mandar todo a la mierda, su humor, su cumpleaños, su Vainilla, su mamá, su música, sus gustos tan fáciles de adquirir. M E L I S S A. Se llamaba. Se llama Melissa. MelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaMelissaM E L I
Melissa. Ella no está más. Pero se llama Melissa. Te llamas Melissa, y yo te concía hasta cuando te hartabas de ser esa Melissa y cambiabas casi todo, porque no te gustaba que la gente pretendiera conocerte, aun si de verdad te conocía. Ahora eres Franchesca, pero pf, sigues siendo tu, yo sé que si. Tu con tus círculos viciosos y tu armadura pícara y tu cariño espeso y tu andar flotante.
Y Marta; (Porqué pienso en Marta?) Hoy me recomendó una canción con base en la que escribo, porque cuando escucho electrónica pienso en ella, Martha My Dear. Pienso en que me saludaba diciendo "Ya no saludas?", en que me gustó guiarle un trip, en pensar estúpidamente que podriamos llevarnos muy bien. Porque era linda la forma en la que portaba sus extremidades haciéndolas ver suspendidas, porque sería buen dj, por la forma de su boca, el huequito en su mentón, su risa, la curva de sus pestañas, e incluso la forma en que sostenía el cigarrillo y el humo salía de entre sus dientes despacio como su voz, y no a los golpes como su aliento. Pienso en Marta porque me hubiera gustado que no me cortara de repente el habla, o que me ignorara cuando quise hablarle dos días después. Ya no recuerdo porque no me habló. Pero me mantengo firme en no hablarle mucho porque ella también es magnética y fascinante y ya tuve mucho de eso por un tiempo; no necesito otro mal viaje con otra vieja a la que seguro también le valgo menos que huevo.
Melissa. Ella no está más. Pero se llama Melissa. Te llamas Melissa, y yo te concía hasta cuando te hartabas de ser esa Melissa y cambiabas casi todo, porque no te gustaba que la gente pretendiera conocerte, aun si de verdad te conocía. Ahora eres Franchesca, pero pf, sigues siendo tu, yo sé que si. Tu con tus círculos viciosos y tu armadura pícara y tu cariño espeso y tu andar flotante.
Y Marta; (Porqué pienso en Marta?) Hoy me recomendó una canción con base en la que escribo, porque cuando escucho electrónica pienso en ella, Martha My Dear. Pienso en que me saludaba diciendo "Ya no saludas?", en que me gustó guiarle un trip, en pensar estúpidamente que podriamos llevarnos muy bien. Porque era linda la forma en la que portaba sus extremidades haciéndolas ver suspendidas, porque sería buen dj, por la forma de su boca, el huequito en su mentón, su risa, la curva de sus pestañas, e incluso la forma en que sostenía el cigarrillo y el humo salía de entre sus dientes despacio como su voz, y no a los golpes como su aliento. Pienso en Marta porque me hubiera gustado que no me cortara de repente el habla, o que me ignorara cuando quise hablarle dos días después. Ya no recuerdo porque no me habló. Pero me mantengo firme en no hablarle mucho porque ella también es magnética y fascinante y ya tuve mucho de eso por un tiempo; no necesito otro mal viaje con otra vieja a la que seguro también le valgo menos que huevo.
F I N
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
