Tengo unas ganas angustiantes de besarte. Como que si me recuesto boca-abajo te veo en frente de mi y consigo imaginar que atraigo tu cara y puedo besarla como yo quiera: suave, despacio, con los ojos abiertos para hacerte cosquillas en los pomulos al parpadear. Unas ganas terribles de saltar encima tuyo apenas te vea. Me la paso imaginando como será. Eres un sueño. Extraño soñar contigo. La forma en que te ves cuando me dices las cosas con todos los sentidos puestos, en que brillamos y tengo visiones de la vida que por alguna razón existe contigo en lo que quiero del futuro. Haces que ya no me de miedo. Extraño tu risa. Tus ojos. Tu pelo. Tus arranques e impulsos que nos dejan sin aliento y con la libido alborotada. Extraño hacerte el amor luego de que me hagas cosquillas. Morderte el cuello, respirarte en el oido y que te muerdas los labios y no podamos aguantarnos el querer fundirnos un poquito más en el otro; mirarte y encontrar cosas que me encantan entre una y otra exhalación. Tu olor. Tu calor. La forma en que me encajo en tu cuerpo cuando me abrazas y la forma en que me siento completa cuando lo hago.
Te amo.
A ti, a todo lo que te conforma, y todo lo que representas.
Gracias. Por lo que ha pasado y por como eso me da una cierta perspectiva de lo que hay más adelante.