- Sería imprudente de mi parte pedirte un beso?
- En serio tienes que preguntar?
Que niña tan diferente era ésta; tan variable pero compuesta, como la música que le gustaba oír y que terminaba enredada en sus dibujos, pensaba Gabriel al parpadear y ver su sonrisa dividida en paneles fotográficos.
Sus afirmativas siempre estaban ocultas en preguntas que buscaban despistar. Por qué? No sabía...era parte de su encanto, así que no le interesaba desglosarlo de más.
No quería tocarla más que con los labios, toda su piel. Hacerle el amor con la mirada y consentirla con sus palabras y las conversaciones que construían. Si, era diferente. Le hacía pensar idioteces que le gustaba admitir y degustar. Lo tenía en sus manos y ella lo sabía. Quería decirle estupideces hermosas y terribles sobre lo que temía sentir. Quería...
La ciudad se congelaba a medida que se acercaba, a medida que el sabor de su aliento se iba agolpando en su nariz y su lengua, y lo enloquecía el instante previo a punto de terminar.
Tocó su rostro y ella cerró los ojos. Rodeó su nuca, jugó con su cabello.
Se estrelló en sus labios mientras ella explotaba en su boca.
Fue fuerte, violento; una tempestad de lenguas y ansias saciadas.
Dos niños en puntos opuesto de un abismo que habían saltado esperando tocarse en algún punto de la caída y hundirse juntos hasta el fondo.
Ella los separó. La vio ansiosa.
- No deberíamos - dijo.
Él no dijo nada. La miró levantarse, arreglarse. La miró no mirarle.
- Te quieres ir?
- Me parece lo mejor. Ya me están esperando. - decía sin verle.
Se levantaron y caminaron con cierta distancia entre ellos. Se miraron un segundo antes de separarse, y él temió no volver a tener la oportunidad, así que se lanzó a besarla de nuevo, con menos ganas y más miedo y un encriptado "no te vayas" que nunca habría de decirle. Ni que la quería para sí, egoísta y avaramente. Ni que amaba sus ojos tornasolados. Ni lo que le había despertado.
- No es más fácil para mí - le dijo cuando le vio miedo y culpa en la mirada.
- Seguramente no.
Y lo demás fue silencio hasta la parada donde se subió a un bus que la llevó a otros besos.