No sentía nada. Ni vértigo, ni culpa, ni lo que los gringos llamaban románticamente "second thoughts"...se reía al descubrirse hablando idiomas que apenas entendía.
Oía sirenas y silbatos, risas, gritos y el ruido blanco que lo unificaba todo.
Soplaba una brisa fría.
Esa es nuestra música de fondo...
Una punzada profunda, un estallido en su pecho que le dejaba seca la garganta.
Con cuidado se erguía sobre el borde, se aferraba por un segundo al marco del vidrio para contemplar el vuelo que le esperaba.
Abría los brazos.
Y se dejaba llevar.
- Gabriel?!
- Mmm?
- Mmm?
- Qué le pasa, marica, en qué tanto piensa?
- En nada.
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