Es que, ¿quién siente tristeza al ver una sonrisa?
Entonces se cree no haber visto bien, que la retina estaba desenfocada, que el subconsciente captó algo vagabundo en la calle tras ese gesto, pero voltear para verla solo confirma que ni se vio mal, ni se deja de estar desconcertado.
Las lineas de la calle pasan a toda velocidad bajo el sonido de un motor destartalado, las luces de mercurio anaranjadas crean franjas sobre las dos caras en la oscuridad del interior del carro que ha permanecido en silencio los últimos catorce minutos. Pasan buses, ruido, el aire sucio de la combustión pulmonar de lo que hay alrededor; Pero adentro aun hay resquicios de ese evento que no puede dejar ir. Esa chica, la que va sentada en el asiento del co-piloto, no consigue explicarse por qué...
¿Por qué esa sonrisa?
Mira por la ventanilla sin ver nada en particular...
¿Por qué ahora?
Mira dentro de su cabeza y ocurre algo parecido. Entonces, un relámpago de respuesta le atraviesa las sienes:
¿Por qué hasta ahora?
Voltea a mirar a la mujer que conduce y que la ignora casi por completo. Tiene una edad que el cansancio resalta, las manos tensas, reflexiona moviendo los labios sin emitir ni-un-sonido.
Tiene sus ojos y su indiferencia, pero ha perdido todo lo que esa chica amaba de ella, ç. Menos esa sonrisa, escasa y fugaz, que hacia mucho tiempo no le brindaba desinteresadamente.
Si en ese preciso momento se le hubiese ocurrido algo que decirle; Algo como "Sabes, mamá? Te ves hermosa cuando me sonríes, pero me hace infeliz darme cuenta que nunca lo haces", que le hiciera saber que no todo estaba sepultado y suspendido entre las dos, que aun era su hija consentida y arrullada.
Pero ni lo pensó ni dijo nada.
Sólo le devolvió esa sonrisa tan parecida, tan contradictoria, que cualquiera hubiese pensado que la había imitado.
