Desearía que estuvieras aquí, hecho a base de palabras entre mis dedos y con tonos deslumbrantes sobre mi frente, detonando el aire entre los dos, calentándome un poco el alma.
Intercambiaríamos silencios, sonrisas oscuras y la medida de los pasos que queremos dar. Lo haríamos durante tanto tiempo, con las piernas y el aliento enredados, que ganaríamos los primeros rayos de un amanecer rosado.
Dios, desearía que estuvieras aquí...rozando, rayando la intimidad de mis cobijas; Te apuesto mis ojos a que me quedo despierta fingiendo dormir, para que me acunes en tu boca de palabras tiernas y bromas improvisadas. Podría atrapar el aire caliente que exhala tu dermis y colgarlo de un árbol de ramas blancas. Podría colarme entera entre tus pesadillas, o sentir tu pecho martillar. Podría...no lo sé; Podría ser feliz, aunque fuera solo un delirio de mi conciencia sucumbiendo a la suavidad de mi almohada.
Desearía, y deseo, que estuvieras aquí. Por eso no he dejado de despertar con esa sensación anudada en la nuca y en el corazón, que me indican que soñé, que estuviste ahí, y que debí quedarme dormida.
lunes, 30 de marzo de 2009
domingo, 29 de marzo de 2009
miércoles, 18 de marzo de 2009
Para ti...
Ahora que pienso un poco, que por fin veo de frente el abismo que nos separa...No es que no lo hubiese notado, es que no había entendido lo profundo que es...Me entristece. Y me molesta que me afecte, si no hay caso en arreglarlo.
Sabes? El primer recuerdo que tengo contigo es aquel de nuestra primera conversación subida de tono; Claro, yo solo tenía 4 años, y no entendía los conceptos de tiempo ni edad, pero aun así, te gritaba desde el segundo piso a través de las barandas de la escalera, que ya tenía 5 años, y tú, con ese tono paciente, tolerante y paternal que siempre he tomado por insolente, me respondías que no. Simples monosílabos a mis berrinches incoherentes. ¿No encuentras tedioso ser tan predecible?
Aunque esta bien que lo seas, sobre todo queriendo esquivar tu volatil temperamento frente a mis descuidos y torpes tropiezos...Ambos sabemos cuan grandes pueden ser, pero parece que empiezas a acostumbrarte. A tu edad, y a la mía, pienso que te tardaste un poco.
Ya casi cumples 50 años, y no lo escribo para recordartelo, o para festejarlo. Solo es un dato más, y me pareció que podía mencionarlo, ya que se acerca la fecha. No sé, no recuerdo ninguno. Recuerdo lo relojes, las colonias y las corbatas que te regalaba junto con mi hermana, sentadas sobre tus piernas. Pero solo eso.
El tiempo pasa y no nos añade nada, solo espacio entre un recuerdo y otro, y me dificulta recordar. No sé si es este momento de nuestras vidas lo que nos ha alejado tanto, si yo no quiero ver, o tu ya no sabes como escucharme, pero...alcanzamos el límite de seres extraños. Tu, a quien solía admirar, te estas quedando calvo, gordo y viejo. Pero así te quiero, al fin y al cabo, eres mi papá.
Sabes? El primer recuerdo que tengo contigo es aquel de nuestra primera conversación subida de tono; Claro, yo solo tenía 4 años, y no entendía los conceptos de tiempo ni edad, pero aun así, te gritaba desde el segundo piso a través de las barandas de la escalera, que ya tenía 5 años, y tú, con ese tono paciente, tolerante y paternal que siempre he tomado por insolente, me respondías que no. Simples monosílabos a mis berrinches incoherentes. ¿No encuentras tedioso ser tan predecible?
Aunque esta bien que lo seas, sobre todo queriendo esquivar tu volatil temperamento frente a mis descuidos y torpes tropiezos...Ambos sabemos cuan grandes pueden ser, pero parece que empiezas a acostumbrarte. A tu edad, y a la mía, pienso que te tardaste un poco.
Ya casi cumples 50 años, y no lo escribo para recordartelo, o para festejarlo. Solo es un dato más, y me pareció que podía mencionarlo, ya que se acerca la fecha. No sé, no recuerdo ninguno. Recuerdo lo relojes, las colonias y las corbatas que te regalaba junto con mi hermana, sentadas sobre tus piernas. Pero solo eso.
El tiempo pasa y no nos añade nada, solo espacio entre un recuerdo y otro, y me dificulta recordar. No sé si es este momento de nuestras vidas lo que nos ha alejado tanto, si yo no quiero ver, o tu ya no sabes como escucharme, pero...alcanzamos el límite de seres extraños. Tu, a quien solía admirar, te estas quedando calvo, gordo y viejo. Pero así te quiero, al fin y al cabo, eres mi papá.
jueves, 12 de marzo de 2009
Del ensayo de Filosofía
...Creo que los sentimientos son también un pensamiento. Dicen que no, dicen que tienen distintos orígenes, que los representan distintas partes de nuestra materialidad. A los pensamientos nuestra mente, nuestro cerebro, y a los sentimientos nuestro corazón.
Dicen que entre unos y otros hay un abismo y que sin embargo debemos de interactuar con ambos y hasta integrarlos. Dicen que ese es el ideal, hacerlos amigos y que cogen hacia el mismo lado, que tengan el mismo horizonte...
Dicen que entre unos y otros hay un abismo y que sin embargo debemos de interactuar con ambos y hasta integrarlos. Dicen que ese es el ideal, hacerlos amigos y que cogen hacia el mismo lado, que tengan el mismo horizonte...
Anne Marie
Mi hermana menor
domingo, 8 de marzo de 2009
lunes, 2 de marzo de 2009
Amor con efecto residual
Fue una tarde como todas...
No es sencillo hablar en pasado cuando los recuerdos son casi palpables, y sientes que se conservan y repiten frente a ti, en la sala, en el sofá, en el aire gastado de suspiros, risas y cosas dichas y sin decir que más se notan en miradas y caricias contenidas.
...como tantas antes; calcadas como un patrón sin añadiduras ni desvelos. Dejarnos llevar, regados el uno sobre el otro en poses incorrectas y deseos innegables. Querernos sin tiempo y sin afán. Saludar a la locura del otro lado del andén. Diálogos de finales que se adivinan en la punta de las lenguas que en el desespero de enredarse son mas bruscas de la cuenta.
Tus ojos en mi boca, mi sonrisa en tu corazón, tu vida entre mi pecho, y una despedida flotando entre los dos, esquivada por los dos, como tantas otras tardes que eventualmente volverán.
No es sencillo hablar en pasado cuando los recuerdos son casi palpables, y sientes que se conservan y repiten frente a ti, en la sala, en el sofá, en el aire gastado de suspiros, risas y cosas dichas y sin decir que más se notan en miradas y caricias contenidas.
...como tantas antes; calcadas como un patrón sin añadiduras ni desvelos. Dejarnos llevar, regados el uno sobre el otro en poses incorrectas y deseos innegables. Querernos sin tiempo y sin afán. Saludar a la locura del otro lado del andén. Diálogos de finales que se adivinan en la punta de las lenguas que en el desespero de enredarse son mas bruscas de la cuenta.
Tus ojos en mi boca, mi sonrisa en tu corazón, tu vida entre mi pecho, y una despedida flotando entre los dos, esquivada por los dos, como tantas otras tardes que eventualmente volverán.
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