Ahora que pienso un poco, que por fin veo de frente el abismo que nos separa...No es que no lo hubiese notado, es que no había entendido lo profundo que es...Me entristece. Y me molesta que me afecte, si no hay caso en arreglarlo.
Sabes? El primer recuerdo que tengo contigo es aquel de nuestra primera conversación subida de tono; Claro, yo solo tenía 4 años, y no entendía los conceptos de tiempo ni edad, pero aun así, te gritaba desde el segundo piso a través de las barandas de la escalera, que ya tenía 5 años, y tú, con ese tono paciente, tolerante y paternal que siempre he tomado por insolente, me respondías que no. Simples monosílabos a mis berrinches incoherentes. ¿No encuentras tedioso ser tan predecible?
Aunque esta bien que lo seas, sobre todo queriendo esquivar tu volatil temperamento frente a mis descuidos y torpes tropiezos...Ambos sabemos cuan grandes pueden ser, pero parece que empiezas a acostumbrarte. A tu edad, y a la mía, pienso que te tardaste un poco.
Ya casi cumples 50 años, y no lo escribo para recordartelo, o para festejarlo. Solo es un dato más, y me pareció que podía mencionarlo, ya que se acerca la fecha. No sé, no recuerdo ninguno. Recuerdo lo relojes, las colonias y las corbatas que te regalaba junto con mi hermana, sentadas sobre tus piernas. Pero solo eso.
El tiempo pasa y no nos añade nada, solo espacio entre un recuerdo y otro, y me dificulta recordar. No sé si es este momento de nuestras vidas lo que nos ha alejado tanto, si yo no quiero ver, o tu ya no sabes como escucharme, pero...alcanzamos el límite de seres extraños. Tu, a quien solía admirar, te estas quedando calvo, gordo y viejo. Pero así te quiero, al fin y al cabo, eres mi papá.