martes, 27 de octubre de 2009

Softer Than Shadow

Suena un bip, dos, tres veces en la oscuridad débil y anaranjada. Se mueve con ansiedad e inquietud, mira la hora, se muerde las uñas, contestan:

- Aló?

Cuelga con brusquedad. Camina un poco para que le pase el tiempo. Mira alrededor, la hora, el pasto seco que se sale de las grietas del andén, la luna nublada, el poste del teléfono marcado con años de vandalismo y caprichos efímeros, por un equipo o una persona. Se acerca con decisión y marca el número que casi se le ha borrado del dorso de la mano izquierda luego de meter la última moneda que le queda, accionando el mecanismo que nuevamente da inicio al monótono bip, dos, tres, cuatro...

- Gabriel? - contestan de golpe
- Ah,..eh...si, si,...Lorena?
- Obvio - dice arrastrando las palabras. Él se siente un idiota. Ella no quiere esperar a que diga nada - Qué hace llamando a esta hora?
- Si llamo de día me dicen que no estas.
- Ya - No dijo más - Y quién le dio el número?
- Eh..
- Fue Alejandro, no?
- Yo...
- Vea, Gabriel, deje de joderse la vida; no me busque más, y de paso dígale a Alejandro que no sea tan sapo - Tac. Un bip largo.

Gabriel cuelga el auricular y se queda parado frente al teléfono sintiendo los miembros pesados y los ojos ardidos. Se sentó en el andén a decir el nombre de Lorena hasta que le supo a tierra y luego se fue a su casa.